En nuestra búsqueda de éxito y paz, a menudo nos debatimos entre dos extremos: el esfuerzo personal implacable y la entrega pasiva a la fe. El Islam nos ofrece un camino intermedio, un principio profundo y práctico conocido como Tawakkul, que es el arte de poner nuestra confianza en Dios de la manera correcta. No es una fe ciega, sino una confianza informada que se activa después de haber hecho nuestra parte.
¿Qué es el Tawakkul? Una Enseñanza del Corán
En esencia, el Tawakkul es reconocer que, aunque debemos esforzarnos al máximo, el resultado final y el éxito verdadero provienen únicamente de Al’lah. El Sagrado Corán captura esta enseñanza en un diálogo del Profeta Moisés (as) con su pueblo:
Y dijo Moisés: “¡Oh, pueblo mío! Si habéis creído en Al’lah, poned en Él vuestra confianza, si es que os habéis sometido verdaderamente a Su voluntad”.
(Sagrado Corán, 10:85)
Esta no es una idea nueva, sino un principio eterno. El Profeta Moisés (as), miles de años antes del Profeta Muhammad (sa), ya enseñaba esta misma lección de confianza activa. Es una característica fundamental de un creyente en todas las épocas.
La Recompensa Suprema: Alcanzar el Amor de Al’lah
¿Qué ganamos al cultivar esta confianza? La recompensa es inmensa: el amor de Dios mismo. A diferencia de la dependencia humana, que puede agotar a los demás, nuestra dependencia en Al’lah fortalece nuestra relación con Él. Al’lah, en Su infinita misericordia, se complace en aquellos que confían en Él.
…Ciertamente, Al’lah ama a los que ponen su confianza en Él.
(Sagrado Corán, 3:160)
Si deseamos el amor de Al’lah, el camino es claro: debemos aprender a poner nuestra confianza en Él, no como una excusa para la inacción, sino como la culminación de nuestro esfuerzo.
El Profeta Muhammad (sa): La Encarnación del Tawakkul
La vida del Santo Profeta Muhammad (sa) es la manifestación perfecta del Tawakkul. En cada etapa de su vida, desde la persecución en La Meca hasta las batallas más feroces, su confianza en la promesa de Al’lah nunca flaqueó.
Dominando los Deseos del Corazón
El Profeta (sa) nos enseñó que sin Tawakkul, somos esclavos de nuestros deseos mundanos. Él dijo:
“El corazón del hijo de Adán tiene una inclinación hacia toda cosa deseable… a quien sigue todas esas inclinaciones, a Al’lah no le importará cuál de ellas le cause la perdición. Y quien confía en Al’lah, Al’lah le protegerá del dolor de las inclinaciones dispersas”.
Confiar en Dios nos libera de la tiranía de nuestros propios impulsos y nos protege de la ruina que estos pueden causar.
Fe Inquebrantable Ante la Muerte
Una de las demostraciones más poderosas de su confianza ocurrió cuando un enemigo lo encontró descansando solo bajo un árbol. El hombre desenvainó la propia espada del Profeta (sa), lo despertó y lo desafió: “¿Quién puede salvarte de mi mano ahora?”.
En un momento en que cualquier otra persona habría sentido pánico, el Profeta (sa), recostado y sin defensa, respondió con una calma y una certeza absolutas:
“Al’lah. Al’lah. Al’lah.”
La majestuosidad de su respuesta hizo que el enemigo temblara, dejando caer la espada. El Profeta (sa) la recogió y le hizo la misma pregunta. El hombre, derrotado no por la fuerza sino por la fe, se rindió. Esta es la victoria que nace del Tawakkul.
El Equilibrio Esencial: Atar el Camello y Confiar en Dios
Una de las confusiones más comunes sobre el Tawakkul es pensar que nos exime de la planificación y el esfuerzo (Tadbir). El Islam enseña exactamente lo contrario. La verdadera confianza se demuestra a través de la acción responsable. El Mesías Prometido (as) aclara que si una persona solo confía sin planificar, su “confianza será vana”.
Esta lección se ilustra perfectamente en la siguiente historia:
Un hombre llegó para ver al Santo Profeta (sa) en su camello. Con la intención de practicar el Tawakkul, dejó a su camello sin atar, confiando en que Al’lah lo cuidaría. Cuando salió, el camello se había ido. Se quejó al Profeta (sa), quien le respondió:
“Cometiste un error. Primero, deberías haber atado la rodilla del camello y luego practicar el Tawakkul. Eso habría sido lo correcto.”
Una Invitación a la Reflexión
El Tawakkul no es una entrega pasiva al destino. Es un proceso activo de dos pasos: primero, debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance, utilizando los talentos y recursos que Dios nos ha dado. Debemos “atar nuestro camello”.
Y solo después de haber agotado nuestros esfuerzos, con humildad y sinceridad, entregamos el resultado a Al’lah, confiando plenamente en que Su plan es perfecto. Este es el camino hacia el verdadero éxito, la paz interior y, lo más importante, el amor de nuestro Creador.
Al enfrentar tus próximos desafíos, pregúntate: ¿Estoy simplemente esperando un milagro, o he hecho mi parte y he atado mi camello antes de confiar en Dios?