Parte del libro: “Introducción al Estudio del Sagrado Corán“
El Corán y otros libros revelados
Cuando se reveló el Corán, hace unos 1325 años, había en el mundo muchas religiones y muchos libros religiosos. En Arabia y sus alrededores había gente que creía en el Antiguo y el Nuevo Testamento. Muchos árabes se habían hecho cristianos o habían desarrollado una inclinación hacia el cristianismo. Los árabes se convertían a la religión judía. Entre los conversos estaban Ka’b bin Ashraf, un jefe medinita y notorio enemigo del islam, y su padre. El padre de Ka’b pertenecía a la tribu Banu Ta’iyy. Se enamoró tanto de la fe judía que el judío Abu Rafi’ bin Abi Huqayq le dio a su hija en matrimonio y de este matrimonio nació Ka’b1. En la propia Meca, aparte de esclavos cristianos, había mecanos que se inclinaban por el cristianismo. Waraqah bin Nawfal, primo de Jadiyah, la primera esposa del Santo Profeta, tenía creencias cristianas. También tenía conocimientos de hebreo y tradujo los Evangelios hebreos al árabe. Tenemos en Bujari:
Waraqah bin Nawfal había aceptado el cristianismo en el período de las tinieblas; y solía traducir los Evangelios del hebreo al árabe.2
En el otro extremo de Arabia vivían los iraníes, que también creían en un Profeta y en un Libro. Aunque el Zendavesta había sufrido cambios a manos del hombre, seguía siendo venerado por muchos cientos de miles de creyentes y contaba con un poderoso Estado a sus espaldas. En la India, los Vedas habían sido adorados durante miles de años. También existían el Gita de Sri Krishna y las enseñanzas de Buda. En China imperaba el confucianismo, pero la influencia de Buda iba en aumento.
La necesidad del Corán
Con todos estos libros y enseñanzas, ¿necesitaba el mundo otro libro? Esta es la pregunta que debería plantearse todo aquel que comience a estudiar el Corán. Su respuesta adoptará muchas formas:
En primer lugar, ¿no era esta división entre religión y religión razón suficiente para la llegada de otra religión que uniera a todos? En segundo lugar, ¿no iba a sufrir la mente humana un proceso de evolución similar al que ya había experimentado el cuerpo humano? Y, al igual que la evolución física se había establecido en última instancia, ¿no estaban la evolución mental y espiritual destinadas a una perfección última que era el fin mismo de la existencia humana? En tercer lugar, ¿no se habían vuelto tan defectuosos los libros anteriores que un nuevo libro se había convertido en una necesidad universal que fue satisfecha por el Corán? En cuarto lugar, ¿acaso las religiones anteriores consideraban que sus Mensajes eran absolutamente definitivos? ¿No creían en el progreso espiritual continuo? ¿No aseguraban continuamente a sus seguidores la llegada de un Mensaje que uniría a la humanidad y la conduciría a su objetivo final?
La respuesta a estas cuatro preguntas es la respuesta a la pregunta sobre la necesidad del Corán en presencia de libros y Mensajes anteriores.
Vamos a responder a estas preguntas una por una.
La primera cuestión: La necesidad de unir a todas las religiones
La Primera Pregunta: ¿No era la división entre religión y religión razón suficiente para la llegada de una nueva Enseñanza que uniera todas las enseñanzas anteriores?
El Dios de la Biblia: un Dios nacional
La religión tiene un doble propósito: (i) permite al hombre conocer a su Creador; y (ii) le enseña su deber hacia sus semejantes. Todas las religiones existentes a la llegada del islam no sólo eran diferentes, sino contradictorias entre sí. La Biblia no hablaba de Dios, sino del Dios de Israel. Leemos en ella una y otra vez:
Y David dijo a Abigail: Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que te ha enviado hoy a mi encuentro.3
Y también dijo así el rey: Bendito sea el Señor Dios de Israel, que ha dado hoy quien se siente en mi trono, viéndolo mis ojos.4
Bendito sea el Señor Dios de Israel por los siglos de los siglos. Y todo el pueblo dijo: Amén, y alabaron al Señor.5
Y él dijo: Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que ha cumplido con sus manos lo que dijo con su boca a mi padre David, diciendo…6
Dios, Dios de Israel, que sólo hace maravillas.7
Jesús también se consideraba un Maestro para Bani Isra’il. Si otros se le acercaban, los echaba. En Mateo 15:21-26 leemos:
Y partiendo Jesús de allí, se fue a las costas de Tiro y de Sidón. Y he aquí una mujer de Canaán, que venía de la misma región, le rogó, diciendo: Ten piedad de mí, Señor, hijo de David; mi hija está gravemente atormentada por un demonio. Pero él no le respondió ni una palabra. Y acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despáchala, porque clama tras nosotros. Respondiendo él, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Entonces ella se acercó y le adoró, diciendo: Señor, ayúdame. Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos.
Jesús también enseñó a los apóstoles:
No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen y, volviéndose, os despedacen.8
Los Vedas también son una escritura nacional
Entre los seguidores de los Vedas, la lectura de los Vedas se había convertido en una prerrogativa tan exclusiva de las castas altas que Gotama Rishi dice:
Si un Sudra escucha los Vedas entonces es deber del rey dejar caer plomo fundido y cera en sus oidos; si un Sudra recitara los Mantras Vedicos el rey deberia cortarle la lengua y si trata de leer los Vedas, el rey deberia cortarle el cuerpo.9
La enseñanza acerca de los “enemigos” en los Vedas es extrema y bárbara.
En el Atharva-Veda se enseña a los ortodoxos a encadenar a los no védicos y a saquear sus casas:
Consume, con aspecto de león, todas sus aldeas, con aspecto de tigre, ahuyenta a tus enemigos. Único señor y líder y aliado con Indra, apodérate, conquistador, de las posesiones de tu enemigo.10
Similarmente las oraciones vedicas dirigidas al sol, la luna, el fuego, Indra, e incluso la hierba, buscan la destruccion de los dharmis no vedicos. Asi tenemos:
Desconcertando los sentidos de nuestros enemigos, toma sus cuerpos y vete, O Apva. Atácalos, prende fuego a sus corazones y quémalos; así nuestros enemigos permanecerán en la oscuridad total.
Desenvainando tu rayo y tu afilada hoja, oh Indra, aplasta al enemigo y dispersa a aquellos que nos odian.11
Ciegos, oh mis enemigos, seréis como serpientes sin cabeza: que Indra mate a cada uno de vosotros, cuando la llama de Agni os haya abatido.12
Atraviesa, oh Darbha, amuleto, a mis enemigos, el corazón de mis adversarios; Levántate y abate sus cabezas.13
También tenemos:
El confucianismo y el zoroastrismo también eran religiones nacionales. No dirigían sus Mensajes a todo el mundo, ni trataban de enseñar a gran escala. Al igual que el hinduismo considera que la India es la tierra favorecida de Dios, el confucianismo considera que China es el reino de Dios. Sólo hay dos formas de resolver esta división y desacuerdo entre religiones: o bien debemos sostener que hay varios dioses, o bien, si Dios es uno, debemos demostrar que lo es. O debemos hacer que estas religiones en conflicto sean reemplazadas por una sola Enseñanza.
Dios es Uno
El mundo está muy avanzado ahora. No necesitamos insistir en el punto de que, si el mundo tiene un Creador, Él es y sólo puede ser un Creador. El Dios de Israel, el Dios de los hindúes, el Dios de China y el Dios de Irán no son diferentes. Tampoco es diferente el Dios de Arabia, de Afganistán y de Europa. Tampoco son diferentes el Dios de los mongoles y el Dios de los semitas. Dios es uno, al igual que la ley a la que está sujeto el mundo es una ley, y el sistema que vincula una parte de él con otra es un sistema. La ciencia se basa en la creencia de que todos los cambios naturales y mecánicos son expresiones de una ley. El mundo tiene un principio: el movimiento, como afirman los filósofos materialistas. O tiene un Creador. Si esto es cierto, expresiones como el Dios de Israel, el Dios de los árabes, el Dios de los hindúes, carecen de sentido. Pero si Dios es uno, ¿por qué tenemos tantas religiones diferentes? ¿Fueron producto del cerebro humano? ¿Fue por eso que cada nación y cada pueblo adoraba a su propio Dios? Si estas religiones no fueran un producto humano, ¿por qué y cómo se produjo esta división entre religión y religión? Si alguna vez hubo razón para esta división, ¿era apropiado que la división continuara?
La Religión No es un Producto de la Imaginación Humana
En cuanto a la pregunta de si estas religiones fueron producto de la imaginación humana, la respuesta es ciertamente que no lo fueron y esto por varias razones:
Las religiones bien establecidas en el mundo revelan algunos rasgos distintivos:
En primer lugar, según todos los criterios ordinarios, los fundadores eran hombres de escasos recursos. No tenían poder ni prestigio. Sin embargo, se dirigieron tanto a los grandes como a los pequeños y, a su debido tiempo, ellos y sus seguidores ascendieron de una posición humilde a una elevada en el mundo. Esto demuestra que fueron sostenidos y apoyados por un gran Poder.
En segundo lugar, todos los Fundadores de religiones han sido personas muy honradas y valoradas por la pureza de sus vidas, incluso por aquellos que más tarde, al anunciar sus proclamaciones, se convirtieron en sus enemigos. Es inconcebible que aquellos que no mentían sobre los hombres, comenzaran de repente a mentir sobre Dios. El reconocimiento universal de la pureza de sus vidas antes del anuncio de sus proclamaciones es una prueba de la verdad de estas proclamaciones. El Corán insiste en este punto:
He vivido entre vosotros toda una vida antes de esto. ¿No lo entenderéis entonces?16
El versículo representa al Santo Profeta diciendo a sus acusadores: ‘He vivido toda una vida entre vosotros, como uno de vosotros. Habéis tenido la oportunidad de observarme de cerca; habéis sido testigos de mi veracidad. ¿Cómo os atrevéis a decir que hoy, de repente, he empezado a mentir sobre Dios?
Del mismo modo dice el Corán:
En verdad, Al’lah ha concedido un favor a los creyentes al suscitar entre ellos un Mensajero de entre ellos mismos.17
El mismo punto se subraya en el versículo
Ciertamente, os ha venido un Mensajero de entre vosotros.18
Es decir, ‘un Mensajero para vosotros, que es uno de vosotros, no uno a quien no conocéis, sino uno a quien conocéis bien y de cuya pureza de carácter vosotros mismos habéis sido testigos’.
El Corán hace afirmaciones similares incluso respecto a otros Profetas distintos del Santo Profeta del Islam. Fueron criados entre su propio pueblo. No se puede decir de ellos que aquellos a quienes estos Profetas se dirigieron por primera vez no los conocieran lo suficiente. Cuando los reclusos del Infierno sean arrojados al Infierno, Dios se dirigirá a ellos diciendo:
¿No vinieron a vosotros Mensajeros de entre vosotros mismos, recitándoos los Signos de vuestro Señor y advirtiéndoos de la reunión de este día vuestro?19
Y:
¿No vinieron a vosotros Mensajeros de entre vosotros que os relataron Mis signos y os advirtieron del encuentro de este día vuestro?20
En otro lugar leemos
Y enviamos entre ellos un Mensajero de entre ellos, que dijo: ‘Servid a Al’lah. No tenéis más Dios que Él’.21
Otra vez:
Y recuerda el día en que suscitaremos un testigo de entre todos los pueblos.22
La palabra “testigo” utilizada aquí significa un Profeta levantado para un pueblo. En el Día del Juicio, los Profetas se señalarán a sí mismos como prueba visible de lo que las comunicaciones de Dios habían hecho por ellos. Dios avergonzará a los incrédulos diciendo: ‘¡Mirad a lo que ha llegado Mi Profeta y a lo que ha conducido vuestra incredulidad! Se nos dice que todos los Profetas surgieron de entre su propio pueblo. Las condiciones en las que cada Profeta fue criado y las reacciones de cada Profeta ante estas condiciones eran bien conocidas por cada pueblo. Por lo tanto, cada pueblo era testigo de la piedad y pureza de su Profeta. Además de esto también tenemos en el Corán versos como los siguientes:
Los versículos significan que Hud, Salih y Shu’ayb, estaban en estrecha asociación con sus respectivos pueblos, de modo que podía decirse que esos pueblos lo sabían todo sobre ellos. De Salih leemos que cuando se anunció como Profeta a su pueblo, le dijeron:
Oh Salih, tú fuiste entre nosotros uno en quien pusimos nuestras esperanzas. ¿Nos prohíbes adorar lo que adoraron nuestros padres?26
Del mismo modo, el pueblo de Shu’ayb dijo a Shu’ayb:
Oh Shu’ayb, ¿te ordena tu oración que dejemos lo que nuestros padres adoraban, o que dejemos de hacer con nuestra propiedad lo que nos plazca. Tú sí que eres inteligente y recto.27
De estos pasajes se desprende claramente que, según el Corán, el propio Santo Profeta, y Hud, Salih, Shu’ayb y otros Profetas, no eran personas oscuras poco conocidas por sus respectivos pueblos. Sus gentes sabían muy bien qué tipo de vida llevaban sus Maestros y si no eran personas honradas, temerosas de Dios y piadosas. De ninguno de ellos podía decirse que un pretendiente anodino tuviera designios sobre su propio pueblo.
En tercer lugar, los Fundadores de las religiones no poseían las facultades y los logros que normalmente hacen posible un liderazgo exitoso. Sabían poco o nada de las artes o la cultura de su época. Sin embargo, lo que cada uno enseñó resultó ser algo adelantado a su tiempo, algo pertinente y oportuno. Al adoptar esta enseñanza, la gente alcanzó una gran altura en civilización y cultura, y conservó la gloria durante muchos siglos. Un verdadero Maestro religioso hace esto posible. Sin embargo, es inconcebible que una persona inocente de logros ordinarios, tan pronto como comienza a mentir sobre Dios, llegue a tener poderes tan tremendos que su enseñanza domine todas las demás enseñanzas vigentes en su tiempo. Tal desarrollo es imposible sin la ayuda de un Dios poderoso.
Enseñanzas reveladas siempre en contra de las ideas actuales
En cuarto lugar, cuando consideramos lo que estos Fundadores de religiones enseñaron, encontramos que siempre ha sido contrario a todas las tendencias contemporáneas. Si esta enseñanza hubiera estado en consonancia con las tendencias de su época, podría decirse que estos Maestros sólo dieron expresión a esas tendencias. En cambio, lo que enseñaban era muy diferente de todo lo que les parecía actual. Se produjo una terrible controversia y parecía como si el país hubiera ardido en llamas. Sin embargo, los que decidieron negar y controvertir la enseñanza se vieron finalmente obligados a someterse a ella. Esto también prueba que estos Maestros no eran un producto de su época, sino que eran Maestros, Reformadores y Profetas en el sentido en que proclamaban serlo.
En la época de Moisés, qué novedosa debió parecer su enseñanza sobre Un Dios. Cuando Jesús se enfrentó en su tiempo a un materialismo nacido de la mundanalidad de los judíos y de la viciosa influencia de Roma, ¿qué peculiar debió parecer su énfasis en el espíritu? ¿Cuán fuera de lugar debió ser su Mensaje de perdón a un pueblo que temblaba bajo la tiranía de los soldados romanos, gimiendo todo el tiempo por una venganza legítima? Cuán fuera de tiempo debió aparecer Krishna, que enseñaba la guerra, por un lado, y, por otro, el retiro del mundo material para cultivar el espíritu. Las enseñanzas zoroastrianas, que abarcaban todos los aspectos de la vida humana, también debieron resultar chocantes para el libertinaje de la época. El Santo Profeta apareció en Arabia y se dirigió a judíos y cristianos. ¡Qué extraño debió parecerles a los que creían que no debía haber ninguna enseñanza fuera de la suya! Luego enseñó a los idólatras de La Meca que Dios era Uno y que todos los hombres eran iguales. ¡Qué peculiar debió parecer su enseñanza a un pueblo que creía intensamente en la superioridad de su propia raza! Enseñar a borrachos y jugadores empedernidos los males de sus costumbres, criticar casi todo lo que creían o hacían, darles una nueva enseñanza y luego tener éxito parece imposible. Es como ser capaz de nadar corriente arriba contra una corriente que se precipita con tremenda fuerza. Está totalmente más allá de la capacidad humana.
En quinto lugar, todos los fundadores de las religiones han mostrado signos y milagros. Cada uno de ellos anunció desde el principio que su enseñanza prevalecería y que aquellos que intentaran destruirla serían destruidos. Carecían de medios y estaban mal equipados. Sus enseñanzas eran contrarias a creencias y hábitos de pensamiento firmemente establecidos y provocaron la oposición más feroz de su pueblo. Sin embargo, tuvieron éxito y lo que habían predicho se cumplió. ¿Por qué se cumplieron sus profecías y sus promesas? Sin duda ha habido otros, generales y dictadores, que han alcanzado un éxito aparentemente similar. Pero no se trata del éxito. Es el éxito predicho, el que se atribuye a Dios desde el principio, el éxito en el que se basa toda la reputación moral del Profeta y que se logra a pesar de la peor oposición. Napoleón, Hitler y Gengis Khan llegaron alto desde posiciones humildes. Pero no se opusieron a ninguna corriente de pensamiento de su tiempo. Tampoco declararon que Dios les había prometido la victoria a pesar de la oposición. Tampoco tuvieron que enfrentarse a una oposición generalizada. Los fines que se proponían eran adorados por la mayoría de sus contemporáneos, que quizá proponían métodos diferentes pero no fines distintos. Si sufrieron una derrota, no perdieron nada. Seguían gozando de la estima de su pueblo y nada temían. Pero fue diferente con Moisés, Jesús, Krishna, Zoroastro y el Profeta del islam. Es cierto que no fracasaron. Pero si lo hubieran hecho, lo habrían perdido todo. No habrían sido proclamados héroes, sino condenados como farsantes e intrigantes. La historia no les habría tenido en cuenta y el descrédito duradero habría sido su recompensa. Por lo tanto, entre ellos y hombres como Napoleón o Hitler hay un mundo de diferencia, la misma diferencia que existe entre sus respectivos éxitos. No hay mucha gente que sienta respeto o reverencia por Napoleón, Hitler o Gengis Khan. Algunos los consideran héroes y se dejan llevar completamente por sus hazañas. Pero ¿pueden infundir verdadera lealtad u obediencia? La lealtad y la obediencia sólo se conceden a los Maestros religiosos, como Moisés, Jesús, Krishna, Zoroastro y el Santo Profeta del islam. Muchos millones de seres humanos a lo largo de los siglos han hecho lo que estos Maestros les ordenaban. Muchos millones se han negado a sí mismos lo que estos Maestros les prohibieron. Sus más pequeños pensamientos, palabras y actos han estado sujetos a lo que les enseñaron sus Maestros. ¿Reciben los héroes nacionales siquiera una pizca de la lealtad y sumisión acordadas a estos Maestros? Estos Maestros, por lo tanto, venían de Dios y lo que enseñaban era enseñado por Dios.
¿Por qué difieren las enseñanzas de las distintas religiones?
Pero la pregunta es: Si todos estos Maestros venían de Dios, ¿por qué sus enseñanzas diferían tanto unas de otras? ¿Enseñaría Dios cosas diferentes en épocas diferentes? Incluso el común de los mortales trata de ser coherente y enseña lo mismo en diferentes momentos. La respuesta a esta pregunta es que cuando las condiciones permanecen invariables, sería absurdo emitir diferentes enseñanzas. Pero cuando las condiciones cambian, la variación de la enseñanza es la esencia de la sabiduría. Al parecer, en la época del Profeta Adán, los seres humanos vivían juntos en una parte del mundo; por lo tanto, les bastaba con una sola enseñanza. Posiblemente incluso hasta la época de Noé siguieron viviendo de esta manera. Según la Biblia, las tribus humanas siguieron viviendo juntas en una parte del mundo hasta los tiempos de Babilonia. La Biblia no es un libro de historia. Pero hay pruebas que apoyan el relato bíblico.
Entre todas las naciones del mundo, incluso entre los salvajes que habitan islas solitarias, encontramos vestigios de la historia del Diluvio de Noé. Parece improbable que todo el mundo se viera envuelto primero en un diluvio universal y que luego se difundiera su conocimiento en todas las partes del mundo. Parece más probable que en una parte del mundo se produjera un diluvio que provocó la dispersión de la población en distintas direcciones. Si no está probado que el mundo fuera uno hasta la época de Babilonia, la historia apoya la opinión de que lo fue hasta la época de Noé. Después de la época de Noé, la población se dispersó en diferentes países. La influencia de la enseñanza de Noé comenzó a declinar, porque los medios de comunicación eran muy pobres. Un Maestro en un país no podía comunicar su Mensaje a otros países. No era sino apropiado entonces que Dios hubiera enviado un Profeta a cada país, para que ningún país quedara sin Su guía. Esto provocó la división entre religión y religión, porque la mente humana aún no se había desarrollado plenamente. Como el intelecto y el entendimiento humanos carecían del desarrollo que alcanzarían más tarde, a cada país se le envió una enseñanza adecuada al nivel de desarrollo que había alcanzado.
El islam enseña la unidad de Dios y de la humanidad
Pero cuando la raza humana comenzó a avanzar y cada vez más países comenzaron a ser habitados, y las distancias entre ellos comenzaron a ser aniquiladas, y los medios de comunicación comenzaron a mejorar, la mente humana comenzó a apreciar la necesidad de una enseñanza universal, que cubriera todas las diferentes situaciones del hombre. A través del contacto mutuo, los hombres llegaron a comprender la unidad fundamental de la raza humana y la Unidad de su Creador y Guía. Luego, en el desierto de Arabia, Dios envió Su Mensaje final a la humanidad a través del Santo Profeta del islam. No es de extrañar que este Mensaje comience alabando a Dios, el Señor de los mundos. Habla de Dios a Quien se debe toda clase de alabanzas, Quien envía Su sustento a todos los pueblos y países, y en una medida equitativa. No es parcial con ningún país o pueblo. Por eso, el Mensaje que comienza así termina inevitablemente invocando al Señor de toda la humanidad, su Rey y su Dios. El Profeta que trajo este Mensaje fue un Segundo Adán. Así como en la época del Primer Adán hubo una revelación y un pueblo, en la época de este Segundo Adán el mundo volvió a tener una revelación y se convirtió en un pueblo. Si, por lo tanto, este mundo ha sido creado por Un Dios, y si Dios está igualmente interesado en todos los pueblos y todos los países, es imperativo que, en última instancia, estos diferentes pueblos y diferentes tradiciones religiosas se unan en una creencia y una perspectiva. Si el Corán no hubiera llegado, se habría frustrado el propósito espiritual para el que fue creada la humanidad. Si el mundo no puede reunirse en torno a un centro espiritual, ¿podremos llegar a apreciar la Unicidad de nuestro Creador? Un río tiene muchos afluentes, pero al final se convierte en una amplia corriente y es entonces cuando se manifiestan su poder y su belleza. Los Mensajes que Moisés, Jesús, Krishna, Zoroastro y otros Profetas trajeron a diferentes partes del mundo son como afluentes que surgen antes de que un poderoso río forme su curso. Todos eran buenos y saludables. Pero era necesario que al final desembocaran en un solo río, y demostraran la Unicidad de Dios y promovieran el único propósito último para el que la humanidad había sido creada. Si el Corán no cumple este propósito, ¿dónde está la enseñanza que sí lo hace? No la Biblia, porque la Biblia sólo habla del Dios de Israel. Ni la de Zoroastro, porque Zoroastro transmite la luz de Dios exclusivamente al pueblo iraní. Ni los Vedas, porque los Rishis prescriben la pena de arrojar plomo fundido a los oídos de los Shudras -los habitantes originales de la India- que se atrevan a escuchar la recitación vedica. Tampoco el Buda cumple este gran propósito, porque, aunque la fe del Buda se extendió en China después de su muerte, su propia visión nunca viajó más allá de los confines de la India. Tampoco la enseñanza de Jesús cumple este propósito.
Jesús No es un Maestro Universal
Jesús dice:
No penséis que he venido a destruir la ley o los profetas. No he venido a destruir, sino a cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.28
Ya hemos descrito lo que Moisés y los Profetas anteriores enseñaron a este respecto. Los misioneros cristianos han ido a todas partes del mundo, pero Jesús mismo no tenía tal plan. La cuestión no es qué intentan hacer los creyentes cristianos. La cuestión es cuál era la intención del propio Jesús. ¿Cuál era el designio de Dios que envió a Jesús? Esto nadie lo puede expresar mejor que Jesús mismo y Jesús lo dijo claramente:
La enseñanza de Jesús, por tanto, es sólo para Israel, no para los demás. Se dice que Jesús exhortó a sus seguidores a ir a otros pueblos:
Id, pues, y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.31
Pero argumentar a partir de esto que Jesús había ordenado a sus seguidores llevar su Mensaje a pueblos distintos de Israel no es correcto. Sólo significa esto que los seguidores de Jesús recibieron de él el mandato de predicar su Mensaje a todas las tribus de Israel y no a todas las naciones y pueblos como tales. Jesús habla en términos claros
De cierto os digo que vosotros, los que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros también os sentaréis sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.32
No soy enviado sino al sueño perdido de la casa de Israel.33
No está bien tomar el pan de los hijos y dárselo a los perros.34
Otra vez leemos:
A estos doce envió Jesús, y les mandó, diciendo: No vayáis por camino de gentiles, ni entréis en ciudad de samaritanos, sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel.35
Que nadie se imagine que la idea aquí es que los predicadores cristianos deben ir primero a las ciudades israelitas y luego a las demás. Pues ir a las ovejas perdidas de Israel no significa sólo visitar sus ciudades, sino convertirlas al cristianismo. La idea, por tanto, es que hasta que los israelitas no se hayan convertido al cristianismo, no se debe prestar atención a los demás. Jesús deja bien claro que la tarea de predicar a Israel y convertirlos no se completará hasta su Segunda Venida. Así leemos:
Pero cuando os persigan en esta ciudad, huid a otra; porque de cierto os digo que no acabaréis de recorrer las ciudades de Israel hasta que venga el Hijo del hombre.36
De esto se desprende claramente que Mateo 28:19 exige que los predicadores cristianos establezcan el cristianismo en las ciudades de Israel y no simplemente que visiten esas ciudades. Queda muy claro que este deber de predicar a los israelitas no terminará hasta la Segunda Venida. Por lo tanto, al predicar a otros, mientras que la Segunda Venida de Jesús aún no había tenido lugar, los predicadores cristianos están actuando en contra de la enseñanza de Jesús.
Los apóstoles también consideran incorrecto predicar el Evangelio a los no israelitas.
Así leemos:
Y los que fueron esparcidos a causa de la persecución que se levantó contra Esteban, viajaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin predicar la palabra a nadie sino sólo a los judíos.37
Del mismo modo, cuando los apóstoles oyeron que Pedro, en un lugar, había predicado el Evangelio a no israelitas, se molestaron:
Y cuando Pedro subió a Jerusalén, los que eran de la circuncisión contendieron con él, diciendo: Fuiste a hombres incircuncisos, y comiste con ellos.38
Por lo tanto, antes del Santo Profeta del islam, nadie dirigió un Mensaje a toda la humanidad; antes del Corán, ningún libro se dirigió a toda la humanidad. Fue el Santo Profeta quien declaró:
Decid: ¡Oh humanidad! en verdad soy un Mensajero de Al’lah para todos vosotros.39
La revelación del Corán, por tanto, estaba destinada a eliminar las diferencias y divisiones que se habían producido entre religión y religión y pueblo y pueblo, y que habían surgido en primer lugar de las inevitables limitaciones de las enseñanzas anteriores. Si el Corán no hubiera llegado, estas divisiones habrían permanecido. El mundo nunca habría sabido que sólo tenía Un Creador, ni se habría dado cuenta de que su creación tenía un gran propósito. Las diferencias entre las religiones anteriores al islam parecen requerir más que resistir la llegada de una Enseñanza que debería unirlas a todas.
Usted puede convertirse en musulmán
La Comunidad Musulmana Ahmadía le invita a conocer el proceso de volverse en un musulmán áhmadi y así conseguir la salvación.
Notas a pie de página
- Tarikh-ul-Khamis, Vol.I
- Sahih-ul-Bujari, Bad'-ul-Wahi
- I Samuel 25:32
- I Reyes 1:48
- I Crónicas 16:36
- II Crónicas 6:4
- Salmos 72:18
- Mateo 7:6
- Gotama Smrti:12
- Atharva-Veda IV, 22:7
- Sama-Veda Parte II, ix, iii, 9
- Sama-Veda Parte II, ix, iii, 8
- Atharva-Veda XIX, 28:4
- Gotama-dharm Sut. v
- Manu Dharm Shastra
- Sagrado Corán, 10:17
- Sagrado Corán, 3:165
- Sagrado Corán, 9:128
- Sagrado Corán, 39:72
- Sagrado Corán, 6:131
- Sagrado Corán, 23:33
- Sagrado Corán, 16:85
- Sagrado Corán, 7:66
- Sagrado Corán, 7:74
- Sagrado Corán, 7:86
- Sagrado Corán, 11:63
- Sagrado Corán, 11:88
- Mateo 5:17-18
- Mateo 15:24
- Mateo 18:11
- Mateo 28:19
- Mateo 19:28
- Mateo 15:24
- Mateo 15:26
- Mateo 10:5-6
- Mateo 10:23
- Hechos 11:19
- Hechos 11:2-3
- Sagrado Corán, 7:159