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Algunas Profecías del Sagrado Corán

Algunas profecías del Sagrado Corán

El cuerpo de Faraón preservado

En la primera parte de esta Introducción general se ha explicado que las Escrituras reveladas antes del Corán contenían profecías relacionadas con éste. Los escritores occidentales han afirmado que el Corán no contiene profecías. Esto no es correcto. La primera revelación recibida por el Santo Profeta en la Cueva de Hira contiene la profecía de que a través del Corán se concedería al hombre un conocimiento al que no había tenido acceso antes. En consecuencia, encontramos varios casos en los que el Corán señala errores que se habían deslizado en las Escrituras anteriores y, en estos aspectos, el Corán ha sido confirmado posteriormente por los acontecimientos. Por ejemplo, en el Corán se reveló que cuando Faraón murió ahogado, su cuerpo se salvó y se conservó para que sirviera de señal a las generaciones futuras. Dios dice en el Corán:

Hicimos cruzar el mar a los hijos de Israel; y el Faraón y sus huestes los persiguieron injusta y agresivamente, hasta que, cuando le sobrevino la calamidad de ahogarse, dijo: “Yo creo que no hay más dios que Aquel en Quien creen los hijos de Israel, y soy de los que se someten a Él.” “¡Cómo! si antes de esto eras desobediente y eras de los que crean desorden. Así que hoy te salvaremos sólo en tu cuerpo para que seas una Señal para los que vengan después de ti.” Y, ciertamente, muchos de los hombres no hacen caso de Nuestros signos.1

Es decir: Dios llevó a los israelitas sanos y salvos a través del mar y fueron perseguidos por el Faraón y su ejército por enemistad y transgresión y éstos continuaron en su persecución hasta que fueron alcanzados por el ahogamiento. Y en ese momento el Faraón dijo: ‘Ahora creo que no hay más dios que Aquel en Quien creen los israelitas y me someto a Él’. Entonces Dios decretó: ‘Ahora declaras tu creencia, mientras que antes te entregabas a la desobediencia y la transgresión. A cambio de tu declaración de fe en el último momento, sólo salvaremos tu cuerpo de la destrucción para que sirva de Señal a las generaciones venideras, aunque en verdad la mayoría de la humanidad presta poca atención a Nuestras Señales’. Este incidente no se describe en la Biblia ni en ninguna historia judía ni en ningún otro registro auténtico de la época. El Corán lo mencionó hace más de trece siglos y medio. Trece siglos después, se descubrió e identificó el cuerpo de este faraón en particular, lo que estableció más allá de toda controversia el hecho de que después de ser ahogado, su cadáver fue recuperado, embalsamado y conservado. A pesar de haber sido embalsamado podría haber sido destruido durante las muchas convulsiones por las que la tierra de Egipto había pasado después de la época de Moisés, pero escapó a la destrucción y fue preservado para servir como una señal y una lección para la humanidad y para confirmar la verdad del Corán.

Tiempo de persecución de los musulmanes

Una vez más, las primeras revelaciones contienen el versículo:

“Por la noche cuando se propague”2

lo que significa que Dios llama testigo a la noche para señalar el hecho de que el islam se vería sometido a una sucesión de duras pruebas y persecuciones. Esta profecía fue hecha en un momento en que ni siquiera el Santo Profeta mismo preveía que su pueblo se opondría severamente a su Misión. Inmediatamente después de recibir la primera revelación, Jadiyah llevó al Santo Profeta ante su primo, Waraqah bin Nawfal. Después de que el Santo Profeta le relatara su reciente experiencia, Waraqah dijo: “El ángel que trajo la revelación a Moisés también ha descendido sobre ti. Temo, sin embargo, que tu pueblo te persiga y te expulse de La Meca”. El Profeta quedó muy sorprendido y preguntó: “¿Me expulsará mi pueblo?”3 Sabía que era un gran favorito de su pueblo y no temía que se opusieran a él. Sin embargo, en ese mismo momento, Dios le informó de que el islam y los musulmanes tendrían que atravesar una noche muy oscura de oposición y persecución. Esa noche pronto comenzó y duró diez agotadores años.

Que este período de persecución y prueba se extendería durante diez años también se predijo en otro lugar del Corán. En los versículos iniciales de la sura al-Fayr Dios llama a presenciar las diez noches que precederán al amanecer. Sir William Muir y otros escritores occidentales coinciden en que esta sura fue revelada hacia el final del tercer año del ministerio del Profeta. Hasta entonces, la oposición de los habitantes de La Meca no había adquirido un cariz severo. En ese momento el Corán advirtió que los musulmanes tendrían que pasar por diez noches oscuras de persecución. Quienes están familiarizados con la fraseología de las Sagradas Escrituras saben que un día o una noche a menudo significan un año. La Biblia contiene muchos ejemplos de esto, aunque emplea la expresión “un día” para indicar un año, mientras que el Corán, al indicar un período de angustia, emplea la palabra “noche”, pues un período de angustia es un período de oscuridad y se designa más propiamente con “noche”. Este versículo advertía de graves pruebas y persecuciones que durarían diez años. Ese período comenzó casi inmediatamente después de que este versículo fuera revelado y continuó durante diez años. Un crítico hostil podría sugerir que en el momento en que este versículo fue revelado, el Santo Profeta bien podría haber anticipado que los mecanos pronto convertirían su oposición en persecución; pero ¿había algún medio, aparte de la revelación divina, por el cual podría haber asegurado que el período de persecución duraría diez años y no cinco, ocho, doce o trece? La revelación especificaba diez años y al Santo Profeta se le permitió permanecer en La Meca sólo diez años después de recibir esta revelación y fue sometido a persecución durante todo ese período. Después de diez años, se vio obligado a abandonar La Meca, que no tenía más que persecuciones que ofrecerle a él y a sus seguidores, y llegó a Medina, donde Dios dispuso el rápido progreso del islam y de los musulmanes, y su salida de La Meca se convirtió así en el amanecer de la difusión y el progreso del islam.

Se podría sugerir que el periodo de diez años fue una suposición inteligente por parte del Santo Profeta, pero ¿fue también una suposición inteligente por su parte que diez años después de recibir la revelación un gran número de habitantes de Medina aceptarían el islam y que él emigraría a esa ciudad? ¿Quedó a su elección convertir a la gente de Medina al islam y quedó a su elección realizar el viaje de La Meca a Medina con seguridad?

Pero la revelación no terminó ahí. Siguió diciendo:

“Y la noche cuando pase”.4

En este versículo Dios llama a atestiguar otra noche con la que se irá la oscuridad, lo que significa que después del amanecer que aparecería al final de diez años de persecución la oscuridad no desaparecería del todo sino que al amanecer le seguiría otra noche y que a partir de entonces no habría más período de oscuridad. Esto es exactamente lo que ocurrió. A la emigración de La Meca siguió otro año de alarma y angustia en el que los musulmanes de Medina temieron continuamente ser invadidos por los mecanos. La Batalla de Badr se libró aproximadamente un año después de la Migración del Profeta desde La Meca y esta batalla, como había sido predicha en la Biblia y como ya hemos dicho en la parte anterior de esta Introducción, derribó la gloria de Cedar y puso fin a toda la serie de persecuciones de los musulmanes por parte de los mecanos. Los musulmanes tuvieron que librar otras batallas mayores más tarde, pero la Batalla de Badr los estableció como un pueblo independiente y soberano y arrastró al pozo común de la ruina y la destrucción a los principales hombres del Quraysh, que habían sido destacados perseguidores de los musulmanes.

Regreso a Meca después de ser expulsado

Una vez más, cuando el Profeta aún estaba en La Meca, recibió la revelación:

“En verdad, Aquel que te ha prescrito las enseñanzas del Corán te llevará de vuelta al lugar de retorno ordenado.”5

El versículo quiere decir que Dios, que ha revelado el Corán al Profeta y le ha impuesto el deber de obedecerlo, le garantiza que le devolverá de nuevo a La Meca. Este versículo no sólo revelaba que el Santo Profeta tendría que emigrar de La Meca, sino que también contenía la profecía de que tras su Migración regresaría a La Meca como vencedor. Nadie que pasara por las circunstancias que rodeaban al Santo Profeta en el momento en que se reveló este versículo podría haber adivinado que después de verse obligado a partir de La Meca regresaría a ella triunfante. Hay otra profecía en el Corán que predice el mismo acontecimiento y que también fue revelada cuando el Profeta aún estaba en La Meca:

Y di: “Oh, Señor mío, haz que mi entrada sea una buena entrada, y luego haz que salga con una buena salida. Y concédeme de Ti mismo un poder de ayuda”.6

En este versículo Dios ordenó al Profeta que rezara para que Él hiciera de su entrada (en la ciudad a la que le enviaba) una entrada exitosa y después le permitiera salir de allí con éxito para asestar su ataque y ser su Aliado en ese ataque. Este versículo predijo que el Profeta emigraría de La Meca a Medina, que invadiría La Meca desde Medina y que La Meca acabaría sometiéndose a él.

Una vez más, cuando el Profeta aún estaba en La Meca, recibió la revelación de que se acercaba la hora de la victoria del islam y que la luna se rasgaría.7 La luna era el símbolo del poder árabe y el desgarro de la luna significaba que el poder árabe estaba a punto de hacerse añicos. Este versículo fue revelado en una época en la que los musulmanes se habían visto obligados a emigrar en diferentes direcciones y el Santo Profeta era perseguido en La Meca y ni siquiera se le permitía rezar sus oraciones en la Ka’bah. En una ocasión, cuando quiso decir sus oraciones allí, fue arrastrado ignominiosamente fuera de sus recintos. En ese momento, cuando toda La Meca ardía en oposición a él, el Santo Profeta informó a los mecanos de que Dios había decretado que su poder sería quebrantado y que la victoria del islam se acercaba. En pocos años, esta profecía se cumplió de la manera más clara posible. En la batalla de Badr, el cacareado poder y la gloria de Cedar se quebraron y el estandarte del islam quedó firmemente plantado para siempre. La luna se rasgó. Ese día fue el Día del Juicio para los árabes. Ese día se crearon un nuevo cielo y una nueva tierra.

Derrota de los persas por los romanos

Mientras el islam y los musulmanes seguían siendo objeto de la persecución árabe en La Meca, llegaron noticias de que los persas habían derrotado a los romanos en la batalla. Esto provocó un gran regocijo entre los mecanos, ya que los persas eran idólatras y los romanos cristianos. Los mecanos tomaron la victoria de los persas como un buen presagio que indicaba su propio triunfo final sobre los musulmanes. En esta ocasión, el Santo Profeta recibió la revelación de que los romanos habían sido derrotados en una tierra vecina, pero que nueve años después de su derrota volverían a salir victoriosos;8 la palabra que aparece en el versículo, a saber, bidi بضع-expresa un número del tres al nueve. Cuando esta revelación fue anunciada a los mecanos, se rieron y burlaron de los musulmanes. Algunos de ellos apostaron cien camellos con Abu Bakr a que la profecía no se cumpliría. Los acontecimientos indicaban que había muy pocas posibilidades de que los romanos derrotaran a los persas, ya que a su derrota en Siria siguieron nuevas victorias de los persas y el ejército romano se vio obligado a retroceder por etapas hasta las orillas del mar de Mármora. Constantinopla quedó aislada de sus dominios orientales y el Imperio Romano quedó reducido al tamaño de un pequeño Estado. Sin embargo, la palabra de Dios estaba destinada a cumplirse y se cumplió. Los romanos, aunque más pequeños en número y no tan bien equipados como los persas, obtuvieron una victoria completa y los persas fueron puestos en fuga. Se retiraron a Persia y los romanos volvieron a ocupar sus posesiones asiáticas y africanas.

Construcción de los canales de Suez y Panamá

El Corán contiene varias profecías relativas a épocas posteriores, algunas de las cuales ya se han cumplido. Por ejemplo, en un lugar dice:

Ha soltado las dos masas de agua, que un día se encontrarán. De ellas salen perlas y corales… Y suyas son las naves elevadas sobre el mar, que parecen montañas.9

Estos versículos pretenden decir que dos océanos de los que se recuperan perlas y coral y que están separados se encontrarían entre sí y pasarían por ellos naves de gran altura. Esta profecía se cumplió con la construcción de los canales de Suez y Panamá. Los océanos que se unieron mediante estos canales son bien conocidos por sus pesquerías de perlas y coral.

Progreso de las naciones cristianas

La sura al-Kahf contiene profecías relativas al ascenso y progreso de las naciones cristianas, su poderío naval y su hegemonía sobre la mayor parte de la tierra y sus guerras mutuas. También se predice la victoria final y el triunfo del islam. La mayor parte de las profecías sobre el auge y la caída de las naciones cristianas se han cumplido. La próxima etapa es el cumplimiento de la profecía relativa a la victoria y el triunfo del islam. Un cristiano o un ateo europeo, juzgando sólo por la condición actual de los musulmanes, se reiría de esto; pero el Dios que reveló estas profecías y que ha cumplido las que se referían a las naciones cristianas, seguramente hará que se cumpla también la profecía relativa al triunfo del islam. Los días de la victoria del islam están cerca. Los rayos del sol del islam están penetrando las espesas cortinas de la oscuridad. Los ángeles de Dios descienden de los Cielos. La tierra está sin duda en las garras de los poderes satánicos, pero los días del claro triunfo de las fuerzas divinas contra las fuerzas de Satanás se acercan rápidamente. La Unidad de Dios será entonces firmemente establecida y la humanidad se dará cuenta y admitirá que sólo el Corán es capaz de hacer la paz entre Dios y el hombre y de establecer la justicia y el trato justo entre el hombre y el hombre y de establecer el Reino de Dios sobre la tierra.

Usted puede convertirse en musulmán

La Comunidad Musulmana Ahmadía le invita a conocer el proceso de volverse en un musulmán áhmadi y así conseguir la salvación.

Notas a pie de página

  1. Sagrado Corán, 10:91-93
  2. Sagrado Corán, 92:2
  3. Sahih-ul-Bujari
  4. Sagrado Corán, 89:5
  5. Sagrado Corán, 28:86
  6. Sagrado Corán, 17:81
  7. Sagrado Corán, 54:2
  8. Sagrado Corán, 30:3-5
  9. Sagrado Corán, 55:20, 21, 23, 25